EL CREDO 

 

 

"Creo en un solo Dios, Padre Omnipotente, Creador del cielo y de la tierra, y de todas las cosas visibles e invisibles

Y en un solo Señor, Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos; Luz de Luz; verdadero Dios de Dios verdadero; engendrado, no hecho; Consubstancial al Padre; por quien fueron hechas todas las cosas. Quien, por nosotros los hombres y para nuestra salvación, bajó de los cielos, encarnó del Espíritu Santo y María la Virgen, y se hizo hombre. Fue crucificado, también para nosotros, bajo el poder de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado. Y resucitó al tercer día según las Escrituras. Subió a los cielos y está sentado a la diestra del Padre; y vendrá segunda vez, lleno de gloria, a juzgar a los vivos y a los muertos. Y su Reino no tendrá fin. 

Y en el Espíritu Santo, Señor y Vivificador, que procede del Padre, y que con el Padre y el Hijo es juntamente adorado y glorificado; que habló por los profetas. 

Y en Una Iglesia Santa, Católica y Apostólica. Confieso un solo bautismo para la remisión de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del siglo venidero. Amén."

 

 

 

 

1- EL CREDO NICENO - CONSTANTINOPOLITANO

Creo...

El Credo de la Iglesia se llama el Credo Niceno-Constantinopolitano, pues fue escrito formalmente durante el Primer Concilio Ecuménico en Nicea (en el año 325) y durante el Segundo Concilio Ecuménico en la Ciudad de Constantinopla (año 381). 

La palabra "Credo" viene del latín "credo" que quiere decir "yo creo." En la Iglesia Ortodoxa nos referimos al Credo como el Símbolo de la Fe, que literalmente significa la "reunión" y la "expresión" o la "confesión" de la Fe. 

En la Iglesia primitiva existían diversas formas de confesión cristiana de la Fe, muchos "Credos." Estos credos originalmente siempre fueron usados en relación al Bautismo. Antes de ser bautizada, cada persona debía proclamar su Fe. El más primitivo Credo Cristiano probablemente fue la simple confesión de Fe afirmando que Jesús es el Cristo, es decir, el Mesías; y que Cristo es el Señor. Confesando  públicamente esta creencia de Fe, la persona entonces podía ser bautizada en Cristo, muriendo al pecado y resucitando con El a la Nueva Vida del Reino de Dios en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 

AI pasar el tiempo, en diferentes lugares se desarrollaron diversos Credos, todos profesando exactamente la misma Fe, con diferentes grados de detalle y énfasis. Estas formas de Credos Cristianos usualmente se desarrollaron de manera más elaborada y detallada en aquellas partes donde habían surgido preguntas acerca de la Fe y donde habían aparecido herejías.

 En el siglo cuarto una gran controversia se desarrolló en la Cristiandad acerca de la naturaleza del Hijo de Dios a quien también la Escritura se refiere como el Verbo o Logos. Algunos decían que el Hijo de Dios es una criatura como todo lo creado por Dios. Otros insistían en que el Hijo de Dios es eterno, divino y no creado. Hubo varios concilios que hicieron muchas afirmaciones acerca de la Fe en la Naturaleza del Hijo de Dios. La controversia se propagó por todo el Mundo Cristiano. 

Fue la definición proclamada por el Concilio convocado por el Emperador Constantino en la ciudad de Nicea en el año 325, la que finalmente fue aceptada por la Iglesia Ortodoxa como su Símbolo de Fe. Ahora consideramos este Concilio como el Primer Concilio Ecuménico. Su proclamación fue la siguiente:

"Creo en un solo Dios, Padre Omnipotente, Creador del cielo y de la tierra, y de todas las cosas visibles e invisibles. Y en un solo Señor, Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos; Luz de Luz; verdadero Dios de Dios verdadero; engendrado, no hecho; Consubstancial al Padre; por quien fueron hechas todas las cosas. Quien, por nosotros los hombres y para nuestra salvación, bajó de los cielos, encarnó del Espíritu Santo y María la Virgen, y se hizo hombre. Fue crucificado, también para nosotros, bajo el poder de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado. Y resucitó al tercer día según las Escrituras. Subió a los cielos y está sentado a la diestra del Padre; y vendrá segunda vez, lleno de gloria, a juzgar a los vivos y a los muertos. Y su Reino no tendrá fin." 

Después de la controversia acerca del Hijo de Dios, el Verbo de Dios, y esencialmente relacionada con ella, surgió el conflicto sobre el Espíritu Santo. La siguiente definición proclamada por el Concilio en Constantinopla en el año 381 (que ahora se conoce como el Segundo Concilio Ecuménico), fue agregada al Credo:

 "Y (creo) en el Espíritu Santo, Señor y Vivificador, que procede del Padre, y que con el Padre y el Hijo es juntamente adorado y glorificado; que habló por los profetas. Y en Una Iglesia Santa, Católica y Apostólica. Confieso un solo bautismo para la remisión de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del siglo venidero. Amén."

 Este Símbolo de Fe completo fue adoptado por la Iglesia entera. Se puso en la primera persona singular "Creo", y se usa para la confesión de Fe oficial y formal que una persona (o su padrino) hace en el momento de su bautismo. También es la confesión de Fe que hace el no-cristiano al entrar oficialmente a la Iglesia Ortodoxa. Del mismo modo, el Credo se ha hecho parte de la vida de los cristianos ortodoxos y es un elemento esencial de la Divina Liturgia de la Iglesia Ortodoxa por el que cada persona formal y oficialmente acepta y renueva sus promesas bautismales y confirma ser miembro de la Iglesia. Así, el Símbolo de la Fe es la única parte de la liturgia (repetida de otra forma antes de la Comunión) que está en primera persona singular. Todos los otros himnos y oraciones de la liturgia están en plural, comenzando con "nosotros." Unicamente la confesión de Fe comienza con "yo." Esto, como ya veremos, es así, porque la Fe es primeramente personal y sólo después comunitaria y colectiva. 

Ser Cristiano Ortodoxo significa afirmar y aceptar la Fe Cristiana Ortodoxa, no solamente las palabras, sino el significado esencial del Símbolo de Fe Niceno-Constantinopolitano. Asimismo, significa afirmar y aceptar todo lo que esta confesión implica, y todo lo que ha sido expresamente desarrollado de ella y construido sobre ella en la historia de la Iglesia Ortodoxa durante los siglos, hasta el día de hoy.

 

 

2- DIOS PADRE

...en un solo Dios, Padre Omnipotente,...

La Fe fundamental de la Iglesia Cristiana es en un solo Dios, Verdadero y Viviente. 

"Escucha, Israel: el Señor es nuestro Dios, únicamente el Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Y estas palabras que yo te mando hoy, queden grabadas en tu corazón. Se las repetirás a tus hijos, se las dirás estando en tu casa y andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes" (Deut.6:4-7).

Cristo cita estas palabras de la Ley de Moisés como el primer y más grande mandamiento (Marcos 12: 29). Ellas inician los Diez Mandamientos: "Yo soy el Señor tu Dios... no tendrás otros dioses más que a mí" (Deut. 5:6-7).

El único Señor y Dios de Israel reveló al hombre el misterio de su Nombre. "Dijo Moisés a Dios... si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su Nombre?, ¿qué les responderé? y respondió Dios a Moisés: "Yo Soy el Que Soy." Y añadió: Así dirás a los hijos de Israel: "Yo Soy" me envió a vosotros. Además, dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: El Señor, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre, por él seré invocado de generación en generación" (Exodo 3:13 - 15).

El nombre de Dios es Yahveh (Jehová) que significa: Yo Soy Quien Soy, o Yo Soy El que Soy, o Yo Soy El que es, o simplemente Yo Soy. El es el Verdadero Dios, el Dios Vivo, el Unico Dios. El es fiel y leal a su Pueblo. Le revela su Palabra Divina y Santa. Le da a ellos su Divino y Santo Espíritu. Se llama Adonay: el Señor, y su Santo nombre de Yahveh nunca es mencionado por la gente debido a su gran Santidad. Solamente el sumo sacerdote, y sólo una vez al año, y únicamente en el Santuario del Templo de Jerusalén, se atrevía a pronunciar el divino nombre de Yahveh. En todas las demás ocasiones, el pueblo se dirige a Yahveh como el Señor Todopoderoso, como el Dios Altísimo, como el Señor Dios Sebaoth.

Según la Santa Escritura y las experiencias de los Santos del Antiguo y Nuevo Testamento, Yahveh es absolutamente Santo. Literalmente esto quiere decir que El es totalmente diferente a cualquier otra persona o cosa que existe. (La palabra Santo significa totalmente separado, diferente, otro).

Según la Tradición Bíblica Ortodoxa, inclusive decir que "Dios existe" se debe calificar por la afirmación que El es tan Unico y tan Perfecto que no se puede comparar su Existencia a ninguna otra. En este sentido Dios está "más allá de la existencia" o "más allá de ser." Así habría gran renuencia, según la Doctrina Ortodoxa, de decir simplemente que Dios "es" o "existe" tal como todo lo otro "es" o "existe", o decir que Dios es simplemente el "Ser Supremo" en la misma cadena de existencia tal como todo lo demás en la creación.

En este mismo sentido, la Doctrina Ortodoxa mantiene que la Unidad de Dios tampoco es meramente equivalente al concepto matemático o filosófico de "uno"; ni tampoco es su vida, bondad, sabiduría y todos los poderes y virtudes atribuidos a El, meramente equivalentes a cualquier idea, aún la idea más alta, que el hombre jamás pueda tener acerca de tal realidad.

Sin embargo, habiendo hablado acerca del peligro de una idea o un concepto demasiado claro o demasiado positivista de Dios, la Iglesia Ortodoxa -basada en la experiencia viva de Dios en los Santos- aun hace Ias siguientes afirmaciones: Ciertamente se puede decir que Dios existe perfecta y absolutamente como El que es Perfecta y Absoluta Vida, Bondad, Verdad, Amor, Sabiduría, Conocimiento, Unidad, Pureza, Alegría, Simplicidad; la perfección en grado sumo de todo lo que el hombre conoce como Santo, Verdadero y Bueno. Es este mismo Dios quien es formalmente confesado en la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo como "... Dios inefable, inconcebible, invisible, incomprensible, siempre existente y eternamente igual."

 Es este Dios -el Yahveh de Israel- el que Cristo proclama como su Padre. Dios Todopoderoso es conocido como "Padre" mediante su Hijo Jesucristo. Jesús enseñó a los hombres a llamar al Todopoderoso, al Señor Dios de los Ejércitos, con el nombre de Padre. Antes de Jesús, nadie se atrevía a rezar a Dios con el nombre tan íntimo de Padre. Fue Jesucristo quien dijo, "Orad entonces así: Padre nuestro que estás en los cielos..." 

Jesús podía llamar Padre a Dios, porque El es el Hijo Unigénito de Dios. Los Cristianos llaman Padre a Dios, porque mediante Cristo reciben el Espíritu Santo y se hacen hijos de Dios ellos mismos.

"Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abbá, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero por voluntad de Dios" (Gálatas 4:4 - 7, que es la lectura de la Epístola para la Navidad de Cristo, en la Iglesia Ortodoxa).

Ningún hombre es por su naturaleza hijo de Dios y nadie puede llamar Padre a Dios. Y si nosotros lo podemos hacer es únicamente por Cristo y el don del Espíritu Santo. Y así proclamamos en la Divina Liturgia:

"Y haznos dignos, oh Señor, de atrevernos a llamarte Padre, con confianza y sin condenación, a ti, Dios celestial, y decirte: Padre Nuestro, que estás en los cielos..." 

AI contemplar la Revelación de Dios nuestro Padre en la vida de su Pueblo, en el Antiguo Testamento, y en la vida de la Iglesia, en el Nuevo Testamento, el hombre puede comprender ciertos atributos y características de Dios. Primero, claramente se ve que Dios es Amor, y que en todas sus acciones en y hacia el mundo, Dios Padre expresa su Naturaleza como Amor mediante Cristo y el Espíritu Santo.

"Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios y todo aquel que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor."

"En esto se mostró el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió su Hijo Unigénito al mundo, para que vivamos por El. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros, y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados" (1a. Juan 4:7 -10).

"Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él. Dios es Amor, y quien permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él" (1a. Juan 4:16). "... el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" (Romanos 5:5).

Siendo Dios, que es Amor, nuestro Padre en los cielos, El hace todo lo que puede por la vida y salvación del hombre y del mundo. Y lo hace, porque es misericordioso y bondadoso, muy paciente y compasivo, y quiere perdonar y absolver los pecados del hombre para que el hombre pueda compartir su vida y su amor. Se recuerdan estos atributos de Dios en el Salmo 103:

"Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus muchos beneficios. El es Quien perdona todas tus culpas, el que sana todas tus dolencias... Misericordioso y compasivo es el Señor; tardo para Ia ira, y lleno de amor " (Salmo 103:2, 3 y 8).

3- LA CREACION

Creador del cielo y de la tierra,...

La Iglesia Ortodoxa cree que Dios Padre es el "Creador" del cielo y de la tierra, y de todas las cosas visibles e invisibles.

 Crear significa hacer algo de la nada; traer a la existencia algo que antes no existía; o, nuevamente citando la Liturgia de San Juan Crisóstomo, "traer desde la no existencia a la existencia." 

La Doctrina Ortodoxa de la creación es que Dios ha traído todos los seres que existen desde la no-existencia a la existencia. En la Sagrada Escritura, la descripción de la creación se encuentra en el primer capítulo del Génesis. El principal punto doctrinal acerca de la creación es que sólo Dios no fue creado y es eterno. Todo lo que existe aparte de Dios fue creado por El. Dios, sin embargo, no creó todo individualmente y todo a la vez. Creó las primeras formas de la existencia, y luego, durante mucho tiempo (tal vez millones de años-véase 2a. Pedro 3:5), estas primeras formas de existencia -por el poder que Dios les otorgódieron a luz a las otras criaturas de Dios: "Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla... Produzcan las aguas seres vivientes... Produzca la tierra seres vivientes según su género..." (Génesis 1:11, 20, 24).

Así, aunque Dios es ciertamente el Creador de todo, El actúa gradualmente en el tiempo y mediante lo que El ha hecho previamente, y a lo que le ha dado potencia (poder)para reproducir vida.

Según la Fe Ortodoxa, todo lo que Dios ha hecho es bueno "los cielos, la tierra, las plantas, los animales y, finalmente, el mismo hombre" (Génesis 1:30 - 31). Dios se complació con la creación y ha hecho todo sólo para que pueda participar de su propia Existencia Divina y No - Creada, y vivir por su propio divino "Aliento de vida" (Génesis 2: 7).

"Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento (o Espíritu) de su Boca. El junta como en una presa las aguas del mar; El pone en depósito los abismos. Tema al Señor toda la tierra; tiemblen ante El todos los habitantes del mundo. Porque El dijo, y fue hecho; El mandó, y existió" (Salmo 33:6 - 9).

En los versos del Salmo que aquí citamos, así como en el Génesis, vemos la presencia y acción del Verbo (Palabra) de Dios y del Espíritu de Dios. Dios Padre crea todo lo que existe mediante su Divino Verbo: "Dijo Dios... y fue así" y por su Divino Espíritu quien "se movía sobre la faz de las aguas" (Génesis 1:2). Aquí ya se vislumbra la Santísima Trinidad, la que será plenamente revelada en el Nuevo Testamento, cuando el Verbo se encarne y cuando el Espíritu Santo venga personalmente a los Discípulos de Jesús en el Día de Pentecostés. 

Debemos especialmente notar la bondad del mundo físico y creado. En el Cristianismo Ortodoxo no existe el dualismo. No hay ninguna enseñanza que diga que el espirítu es bueno y la "materia" es mala, que el "cielo" es bueno y la "tierra" es mala. Dios ama a su creación material entera con su Amor Eterno y, como veremos, cuando la creación física es arruinada por el pecado, El con su Poder, hace todo lo necesario, para salvarla.

Amando a toda su creación, Dios Padre mora en el mundo, que ha creado por su bondad y amor a la humanidad. La Omnipresencia de Dios es uno de los Atributos Divinos del Creador que se enfatiza particularmente en la Enseñanza Cristiana Ortodoxa. Este hecho se confirma directamente en la Oración al Espíritu Santo que se reza al comienzo de todo Culto Ortodoxo. 

"¡Oh Rey Celestial, Paráclito, Espíritu de la Verdad, que estás en todo lugar y llenas todas las cosas, Tesoro de todo lo bueno y Dador de la Vida, ven, habita en nosotros, purifícanos de toda mancha, oh Dios Bueno, y salva nuestras almas! "

El hecho de que nosotros los cristianos recemos, "Padre nuestro, que estás en los cielos..."también afirma que Dios está presente en todo lugar, pues donde quiera que vaya un hombre sobre la faz de la tierra, por los mares o en el aire, los cielos lo rodean con la presencia de Dios. El Señor Jesucristo, para que los hombres reconocieran que el Verdadero Dios, su Padre, no está atado a un lugar en particular o determinado como lo estaban los dioses paganos, enseña al hombre a rezar al Padre "en los cielos." Pues el Unico Dios, Verdadero y Vivo, está presente en todos, y sobre todos, abarcando y conteniendo todo con su Providencia y Protección Celestial. El Dios que está "sobre todos", también está "por todos y en todos" (Efesios 4:6). Mediante su Verbo (Palabra) y su Espíritu Santo, Dios "todo lo llena en todo" (Efesios 1:23).

 Por eso, el Apóstol San Pablo también proclamó a los atenienses que nosotros los hombres, lo reconozcamos o no, "en El (en Dios) vivimos, y nos movemos, y somos," pues "El no está lejos de cada uno de nosotros" (Hechos 17:27 - 28). 

De una manera muy hermosa se atestigua la omnipresencia de Dios en su creación, y nuestra propia presencia en El y delante de El, en el Salmo 139: 

¿Adónde iré lejos de tu espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, allí tú estás.

Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aún allí me guiará tu mano,y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aún la noche resplandecerá alrededor de mí, pues las tinieblas no son tenebrosas para ti, y la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas que la luz."

4- LOS ANGELES

...y de todas las cosas visibles e invisibles.

Además de la creación física y visible, existe también un mundo invisible creado por Dios. A veces la Biblia se refiere a él como "los cielos" y a veces como "arriba de los cielos." Sea lo que sea, por su descripción simbólica en la Sagrada Escritura, el mundo invisible definitivamente no forma parte del universo material, físico. No existe en el espacio; no tiene dimensiones físicas. Y, por lo tanto, no puede ser ubicado ni posee ningún "lugar" donde pueda ser "alcanzado" ni aun viajando entre las galaxias, en los "lugares" espaciales y ubicables del universo  físico creado. 

Sin embargo, el hecho de que el mundo invisible creado sea puramente espiritual y no pueda ser descubierto en un mapa del creado espacio material, no hace que sea menos real o no verdaderamente existente. La creación invisible existe como algo diferente, distinto al mundo creado visible y, por supuesto, totalmente diferente a la Existencia increada, absolutamente divina del Dios no-creado.

La creada realidad invisible consiste en los ejércitos de los poderes incorpóreos, generalmente y algo incorrectamente llamados los Angeles, 

Los Angeles (que literalmente significa "mensajeros") son, hablando estrictamente, sólo un rango de los poderes incorpóreos del mundo invisible.

 Según la Sagrada Escritura y la Tradición Ortodoxa existen nueve rangos de los poderes incorpóreos o de los Ejercitos (Sebaoth significa "ejércitos", o "coros" o "rangos"). Existen ángeles, arcángeles, principados, potestades, virtudes, dominios, tronos, querubines y serafines. Se describen estos dos últimos como ofreciendo gloria y adoración continua a Dios con la incesante y eterna proclamación: "iSanto!, iSanto!, iSanto!" (Isaías 6:3; Apocalipsis 4:8). Los dominios, tronos, virtudes, potestades y principados, no son muy conocidos a los hombres, mientras que sí se conocen a los ángeles y arcángeles como trabajadores activos, guerreros y mensajeros del Señor en el mundo. Así, los ángeles y arcángeles luchan contra el mal espiritual y median entre Dios y el mundo. Se aparecen a los hombres en variadas formas en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, tanto como en la Vida de la Iglesia. Los ángeles son aquellos que manifiestan el poder y la presencia de Dios y que son mensajeros de su Palabra para la salvación del mundo. Los ángeles más conocidos son Gabriel (cuyo nombre significa "hombre de Dios"), el portador de la buena nueva del Nacimiento de Cristo (Daniel 8:16; Lucas 1:19, 26), y Miguel (que quiere decir "aquel que es semejante a Dios"), el primer soldado de los ejércitos espirituales de Dios (Daniel 12:1; Judas 1:9; Apocalipsis 12:7). 

Generalmente se describen las apariencias de los poderes incorpóreos a los hombres de una manera física ("de seis alas e innumrables ojos"; o en la "forma de un hombre"). Sin embargo, claramente se debe entender que éstas simplemente son descripciones simbólicas. Por naturaleza y definición, los ángeles no tienen cuerpo y no poseen ninguna propiedad material de ningún tipo. Son seres estrictamente espirituales.

 

Los espíritus malignos

Además de los poderes espirituales creados que hacen la voluntad de Dios, existen, según nuestra Fe Ortodoxa, los que se rebelan contra El y obran el mal. Estos son los demonios o diablos (que literalmente significa "calumniadores, mentirosos, malignos") quienes también se conocen en el Antiguo Testamento y en el Nuevo. Así como en las vidas de los Santos de la Iglesia.

 Satanás (cuyo nombre quiere decir el enemigo o el adversario) es un nombre para el diablo, el jefe de los espíritus malos. Es identificado con el símbolo de la Serpiente (Génesis 3) y como el tentador de Job y de Jesús (Job 1:6; Marcos 1:13). Es nombrado por Cristo como un engañador y mentiroso, el "padre de la mentira" (Juan 8:44) y eI "príncipe de este mundo" (Juan 12:31; 14:30; 16:11).El se ha "caído del cielo" para luchar contra Dios y sus siervos (Lucas 10: 18; Isaías 14:12). Es este mismo Satanás el que entró en Judas para efectuar la traición y destrucción de Cristo. 

Los Apóstoles de Cristo y los Santos de la Iglesia conocían por experiencia directa los poderes de Satanás contra el hombre para la destrucción del hombre. Del mismo modo, conocían bien la falta de poder de Satanás (y su propia destrucción final) cuando el hombre está con Dios, lleno del Espíritu Santo de Cristo. Según la Doctrina Ortodoxa, no existe ningún camino intermedio entre Dios y Satanás, porque, a fin de cuentas, en cualquier momento dado, el hombre o está con Dios o está con el diablo, sirviendo a uno o al otro.

La victoria final pertenece a Dios y a los que están con El, y serán destruidos Satanás y sus ejércitos. Si no reconocemos esto -y más aún- sin la experiencia de esta realidad de la lucha espiritual cósmica (Dios y Satanás, los ángeles buenos y los espíritus malignos), uno no puede llamarse Cristiano Ortodoxo, en el verdadero sentido, que ve y vive según las más profundas realidades de la vida. Una vez más, sin embargo, se debe notar que el diablo no es ningún "caballero vestido de traje rojo" ni tampoco ningún otro tipo de engañador físicamente grotesco. El es un espíritu sutil, inteligente, que actúa principalmente con engaños y acciones escondidas, ganando su victoria más grande con la incredulidad del hombre en su existencia y poder. Así, el diablo ataca "de frente" solamente a los que no puede engañar de ninguna forma: a Jesús y a los más grandes de entre los santos. En la mayor parte de su combate, él se conforma con permanecer oculto y actuar por métodos y medios indirectos. 

"Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario, el Diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar" (1a. Pedro 5:8).

"Revestíos de las armas de Dios, para que podáis resistir las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra la sangre y la carne, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas" (Efesios 6:11 - 12).

5- JESUCRISTO

Y en un solo Señor, Jesucristo,...

La confesión fundamental de los cristianos acerca de su Maestro es ésta: Jesucristo es el Señor. Comienza en el Evangelio cuando Jesús mismo pregunta a sus Discípulos quién creen ellos que es El: "¿Quién decís que soy yo?" Respondiendo Simón Pedro, dijo: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente" (Mateo 16:15 - 16). 

Jesús es el Cristo. Este es el primer acto de Fe que los hombres deben hacer acerca de El. AI nacer, el hijo de María recibe el nombre de Jesús, que significa literalmente Salvador (en Hebreo es Josué, como el nombre del sucesor de Moisés quien cruzó el Río Jordán y llevó al pueblo escogido a la tierra prometida). "... a quien pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados". (Mateo 1:21; Lucas 1:31). Este Jesús es el Cristo, que significa el Ungido, el Mesías de Israel. Jesús es el Mesías, el que fue prometido al mundo mediante Abraham y sus hijos. 

Pero, "¿Quién es el Mesías?" Esta es la segunda pregunta, que Cristo también hizo en los Evangelios. Mas esta vez no preguntó a sus Discípulos, sino a los que se burlaban de El. "¿Quién es el Mesías?" les preguntó, no porque podían responder o porque realmente querían saber, sino para callarlos y comenzar la inauguración de "la hora" por la cual había venido, la hora de la Salvación del mundo: 

"Y estando reunidos los fariseos, Jesús les preguntó, diciendo: "¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo?" Le dijeron: "De David." El les dijo: "¿Pues cómo David, movido por el Espíritu, le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?" (Salmo 110) "Pues si David le llama Señor, ¿Cómo es su hijo? Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más" (Mateo 22:41 - 46).

Después de la Resurrección de Jesús, inspirados por el mismo Espíritu que había inspirado a David, los Apóstoles y todos los miembros de la Iglesia comprendieron el significado de sus palabras. Jesús es el Cristo. Y el Cristo es el Señor. Este es el misterio de Jesucristo el Mesías, es decir, que El es el Unico Señor, identificado con el Dios Yahveh del Antiguo Testamento. 

Ya hemos visto cómo Yahveh siempre fue llamado Adonay, el Señor, por el pueblo de Israel. En la Biblia en griego ni siquiera escribían la palabra Yahveh, sino, donde se escribía en hebreo la palabra Yahveh, y donde los judíos decían Adonay, el Señor, en griego simplemente se escribía Kirios - el Señor.- Así, el Hijo de David, que era otro nombre para el Mesías, es llamado Kirios, el Señor.

Para los judíos, y de cierto para los primeros cristianos, el término Señor se usaba solamente para referirse a Dios: "Dios, el Señor, se ha manifestado a nosotros." Este Señor y Dios es Yahveh; y es Jesús el Mesías también. Pues aunque dice Jesús: "el Padre es mayor que yo" (Juan 14:28), también afirma: "Yo y el Padre somos uno" (Juan 10:30).

Creer en "Un solo Señor Jesucristo" es la principal confesión de Fe por la cual los primeros cristianos entregaron sus vidas. Pues es la confesión que afirma la identidad de Jesús con el Dios Altísimo.

6- EL HIJO DE DIOS

...el Hijo Unigénito de Dios, que nació del Padre antes de todos los siglos; Luz de Luz; verdadero Dios de Dios verdadero; engendrado, no hecho; Consubstancial al Padre; por quien fueron hechas todas las cosas. Quien, por nosotros los hombres y para nuestra salvación, bajó de los cielos,...

Jesús es uno con Dios como su Hijo Unigénito. Esta es la proclamación del Evangelio formulada por los Santos Padres del Concilio de Nicea:

 "....... y en un Solo Señor Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios, que nació del Padre antes de todos los siglos; Luz de Luz; Verdadero Dios de Dios Verdadero; Engendrado, no hecho; Consubstancial al Padre; por quien fueron hechas todas las cosas..."

Estas frases hablan acerca del Hijo de Dios, también llamado el Verbo (Palabra) o Logos de Dios, antes de su nacimiento en cuerpo humano de María la Virgen en Belén.

Hay un solo Hijo Eterno de Dios. Es llamado Hijo Unigénito, que significa que es el Unico que nació del Padre. 

El Hijo de Dios es nacido del Padre "antes de todos los siglos"; es decir, antes de la creación, antes del comienzo de los tiempos. El tiempo tiene su comienzo en la creación; Dios existe antes del tiempo, en una existencia eterna sin tiempo, que no tiene principio ni fin. 

La palabra Eternidad no quiere decir tiempo sin fin, sino la condición de estar en un estado sin tiempo -sin pasado, sin futuro, solamente un presente constante-. Para Dios, todo es ahora.

En el "ahora" eterno de Dios, antes de la creación del mundo, el Hijo Unigénito de Dios nació de Dios Padre en lo que sólo podemos llamar una generación eterna, sin tiempo, siempre existiendo ahora. Esto significa que aunque el Hijo es "engendrado del Padre" y viene del Padre, su generación es eterna. Así, nunca hubo un "tiempo" en el que no existió eI Hijo de Dios. El hereje Arrio enseñó que sí hubo un tiempo en el cual el Hijo de Dios todavía no había nacido. Esta falsa doctrina fue condenada por el Primer Concilio Ecuménico. 

El Hijo Unigénito de Dios, aunque nació del Padre y tiene su origen en El, siempre existió, o mejor dicho, siempre existe, no creado, eterno y divino. Así, dice el Evangelio de San Juan: "En el principio existía el Verbo (Palabra); y el Verbo estaba con Dios. Y el Verbo era Dios" (Juan 1:1).

Eternamente nacido de Dios y siempreexistente con el Padre en la generación "sin tiempo", el Hijo verdaderamente es "Luz de Luz, Verdadero Dios de Dios Verdadero." Pues Dios es Luz, y el nacido de El debe ser Luz. Y Dios es Verdadero Dios, y entonces el nacido de El debe ser Verdadero Dios.

Sabemos por el orden de la creación que lo que nace debe ser esencialmente igual a lo que le dio a luz. Si uno viene del mismo ser de otro, debe ser entonces lo mismo. No puede ser esencialmente diferente. Así, humanos dan a luz a humanos, y pájaros a pájaros, peces a peces, flores a flores.

Entonces, si Dios, en la sobreabundante plenitud y perfección de Su Ser Divino dio a luz a un Hijo, el Hijo debe ser igual al Padre en todo, excepto, por supuesto, en el hecho de que es el Hijo y no el Padre. 

Así, si el Padre es Divino y eternamente perfecto, verdadero, sabio, bueno, bondadoso, y todo lo que sabemos que Dios es: "inefable, inconcebible, invisible, siempre existente y eternamente igual" (nuevamente citando el texto de la Liturgia), entonces el Hijo también debe ser todo esto. Pensar que lo que nace de Dios debe ser menos que Dios, dice un Santo de la Iglesia, es deshonrar a Dios.

 El Hijo es "engendrado, no hecho; Consubstancial al Padre". Para expresar las palabras "engendrado, no hecho," también podemos decir "nacido, no creado." Todo lo que existe aparte de Dios es creado por El: todas las cosas visibles e invisibles. Pero el Hijo de Dios no es una creatura. No fue creado o hecho por El. El Hijo fue nacido, engendrado, generado del mismo ser y naturaleza del Padre. 

Pertenece a la misma naturaleza de Dios -a Dios como Dios- según la Divina Revelación tal cual fue entendida en la Tradición Ortodoxa, que Dios es un Padre Eterno por naturaleza, y que debe tener siempre con El a su Hijo Eterno, No Creado.

Tiene Ia misma naturaleza de Dios el que de Dios nació, y así, El es verdadera y perfectamente Divino. Posee la misma naturaleza divina de Dios que no está eternamente solo en su Divinidad, sino que Su Mismo Ser como Amor y Bondad debe naturalmente "sobreabundar" y "reproducirse" en la generación de un Hijo Divino: el "Hijo de su amor", como lo ha llamado el Apóstol San Pablo (Col. 1:13). 

Así, hay un abismo entre lo creado y lo no-creado, entre Dios y todo lo que Dios ha hecho de la nada. El Hijo de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, no es creado. No fue hecho de la nada. Fue engendrado eternamente del Ser Divino del Padre. No existe un abismo entre Dios y el Hijo de Dios.

Habiendo sido engendrado y no creado, el Hijo de Dios es lo que Dios es. La expresión consubstancial simplemente significa lo siguiente: lo que es Dios Padre, lo es también el Hijo. Decir que el Hijo es Consubstancial al Padre, es decir que son de la misma esencia. Ahora bien, la palabra esencial viene del latín esse, que quiere decir ser. Hablar de la esencia de algo significa responder a la pregunta: "¿Qué es?" Lo que el Padre es, el Hijo es. El Padre es Divino, el Hijo es Divino. El Padre es Eterno, el Hijo es eterno. El Padre no fue creado, el Hijo tampoco Io fue. El padre es Dios, y el Hijo es Dios. Esto es lo que confesamos al decir "el Hijo Unigénito de Dios.... Consubstancial al Padre." 

Estando siempre con el Padre, el Hijo es también vida, voluntad, uno con el Padre y una acción con El. Lo que es el Padre, el Hijo es; lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo. El acto original de Dios fuera de ser existencia divina es el acto de la creación. El Padre es el Creador del Cielo y de la Tierra, de todas las cosas visibles e invisibles. Y en el acto de la creación, como confesamos en el Símbolo de la Fe, el Hijo es aquel por Quien fueron hechas todas las cosas.

El Hijo actúa en la creación como el que cumple la Voluntad del Padre. El acto divino de la creación, y toda acción hacia el mundo, como la revelación, la salvación y glorificación, se hace por la Voluntad del Padre y es cumplida por el Hijo (luego hablaremos del Espíritu Santo) en una idéntica acción divina. Así tenemos el relato del Génesis de cómo Dios crea mediante su Verbo (Palabra) Divino ("... y dijo Dios..."); y en el Evangelio de San Juan la siguiente revelación específica:

 "Este (la Palabra-el Hijo) estaba en el principio con Dios (el Padre). Todas las cosas por El fueron hechas, y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho" (Juan 1:2 - 3).

Esta también es la doctrina de San Pablo: "...Porque en El fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades; todo fue creado por medio de El y para El. Y El es antes de todas las cosas, y todas las cosas en El subsisten" (Col. 1:16 - 17).

Así, se confiesa al Eterno Hijo de Dios como aquel "por Quien fueron hechas todas las cosas". (Hebreos 1:2; 2:10; Romanos 11:35). 

El Símbolo de la Fe continúa como sigue: "Quien, por nosotros los hombres y para nuestra salvación, bajó de los cielos, encarnó del Espíritu Santo y María la Virgen y se hizo hombre." 

El Divino Hijo de Dios nació en carne humana para la salvación del mundo. Esta es la doctrina central de la Fe Cristiana Ortodoxa; toda la vida de los cristianos está basada en este hecho.

El Símbolo de la Fe enfatiza el hecho de que es "por nosotros los hombres y para nuestra salvación" que el Hijo de Dios ha venido.Esta es de la más pura doctrina bíblica: "Porque  tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Unigénito, para que todo el que crea en El, no perezca, sino que tenga vida eterna." (Juan 3:16, citado en la parte central de la oración eucarística durante cada Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo).

 Por su amor perfecto, Dios envió a su Hijo al mundo. En el mismo acto de la creación, Dios sabía que el hecho de crear el mundo requeriría la encarnación de su Hijo en carne humana. La palabra encarnación en sí significa "tomar carne" o "tomar cuerpo" en el sentido de aceptar la plenitud de la naturaleza humana, cuerpo y alma.

"Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de Verdad. Porque de su plenitud hemos recibido todos, y gracia sobre gracia" (Juan 1:14, 16). 

... bajó de los cielos ... 

Afirmar que el Hijo "bajó de los cielos encarnó" no quiere decir que este Hijo se encontraba en alguna parte "arriba" en el universo, y luego descendió a nuestro planeta. Decir que El "bajó de los cielos" es la forma bíblica de expresar que el Hijo de Dios vino de una existencia totalmente diferente, totalmente divina, fuera de los límites del espacio y tiempo ubicados dentro del universo físico, creado. En general, debemos recordar nuevamente el carácter simbólico de todas nuestras palabras y afirmaciones acerca de Dios.

Tampoco se debe interpretar la afirmación de que el Hijo "bajó de los cielos" en el sentido de que antes de la encarnación el Hijo siempre había estado en el mundo, pues el "mundo fue creado por El" (Juan 1:10). El siempre ha estado presente en el mundo, pues, El personalmente es la vida y la luz del hombre (Juan 1:4).

Creado "a la imagen y semejanza de Dios", todo hombre por el hecho de ser hombre ya es reflejo del Hijo Divino, Quien es, El Mismo, la Imagen No Creada de Dios (Col. 1:15; Hebreos 1:3). Así, el Hijo o Verbo (Palabra, o Imagen) de Dios, como se refiere a El en las Santas Escrituras, siempre ha estado "en el mundo" por estar siempre presente en cada una de sus "imágenes creadas", no solamente como su creador, sino también como aquel cuyo Ser todas las criaturas han de compartir y reflejar. Así, en su Encarnación, el Hijo llega al mundo personalmente y se hace Hombre. Pero inclusive antes de la Encarnación, estuvo siempre presente en el mundo por la presencia y el poder de sus acciones creadoras en sus creaturas, particularmente en el hombre.

 Además de esto, es también Doctrina Ortodoxa que la manifestación de Dios a los Santos del Antiguo Testamento, es decir, las teofanías (que significa manifestaciones divinas), fueran manifestaciones del Padre, por, y en su Hijo o Logos. Así, por ejemplo, las manifestaciones a Moisés, Elías o Isaías fueron a través del Hijo de Dios, Divino y No Creado. 

Es también enseñanza ortodoxa que el Verbo de Dios que fue recibido por los profetas y santos del Antiguo Testamento, y las mismas palabras de la Ley de Moisés, del Antiguo Testamento, también son revelaciones de Dios por su Hijo, el Verbo Divino, (referente a la Ley de Moisés, en hebreo se dice las "palabras", y no los "mandamientos" como se ha traducido al español). Así, por ejemplo, tenemos el testimonio del Antiguo Testamento respecto a la revelación de la Palabra de Dios, en el Profeta Isaías, y casi en la misma forma personal como se encuentra en el Evangelio cristiano: 

"Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos, y no vuelven allá, sino que riegan la tierra, y la hacen germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y cumplirá aquello para lo que la envié" (Isaías 55:10 -11). Así, antes de su Nacimiento personal de la Virgen María como Jesús, el Divino Hijo y Verbo de Dios ya estaba en el mundo por su presencia y acción en la creación, particularmente en el hombre. Estaba presente y activo; también en las teofanías a los Santos del Antiguo Testamento; y en las palabras de la ley y de los profetas, ya orales, ya escritas.

 

 

 

 

 

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