SAN BASILIO EL GRANDE:
San Basilio, El Grande, arzobispo de Cesarea de
Capadocia, recibió su educación primaria en una familia muy piadosa. Su
abuela, su hermana, su madre y su hermano fueron canonizados. Su padre era
profesor de elocuencia y abogado. Al terminar sus estudios en Cesarea, Basilio
estudió en famosas escuelas de Atenas. Al regresar a su patria fue bautizado y
fue asignado al clero como lector. Después, durante mucho tiempo él vive con
los ermitaños en Siria, Mesopotamia, Palestina y Egipto. La vida en el desierto
le agradaba a Basilio. Él encontró un lugar donde instaló su refugio. Con él
estaba su amigo de la infancia San Gregorio (El Teólogo). El arzobispo de
Cesarea Eusebio hizo regresar a San Basilio del desierto y lo ordenó como presbítero.
En el puesto del presbítero, siendo el ayudante más cercano al arzobispo en
los asuntos de la dirección de la Iglesia, San Basilio trabajaba mucho hasta el
agotamiento. Él predicaba todos los días, a veces dos veces por día. En
Cesarea y sus alrededores él organizó hospitales, asilos y casas para los
peregrinos
Tras la muerte de Eusebio (año 370), San Basilio fue
ascendido a la cátedra de Cesarea. Casi todo el tiempo durante su servicio como
arzobispo tuvo una tensa y dura lucha con los arrianos, los cuales tenían gran
fuerza en los tiempos del emperador Constancio y más todavía en los tiempos
del emperador Valiente (los arrianos negaban la Divina naturaleza del Señor Jesús
Cristo). En su lucha con los arrianos San Basilio continuaba la labor de San
Atanasio e igual a él era el irrompible pilar de la Ortodoxia. Le decían al
emperador Valiente que si Basilio se rinde el arrianismo triunfaría
definitivamente. Entonces Valiente envió a Cesarea al prefecto llamado Modesto,
famoso por su crueldad en la persecución de los ortodoxos. Muy arrogante,
Modesto llegó a Cesarea e hizo llamar a San Basilio. Al principio trataba de
convencerlo, tentándolo con las promesas de diferentes favores del emperador si
San Basilio se relaciona con los obispos inclinados al arrianismo. Luego, viendo
su firmeza comenzó a amenazarlo con el secuestro de bienes, con destierro
perpetuo y con la muerte. Con coraje San Basilio le contestaba: "No tengo
miedo al destierro porque toda la tierra es del Señor, es imposible quitar los
bienes al quien no tiene nada, la muerte es para mi un bien porque me unirá con
el Cristo para quien yo vivo y trabajo." La grandeza de San Basilio
sorprendió al prefecto. "Hasta este momento nadie se animó a hablar
conmigo de esta forma" le dijo. "Tal vez tu nunca tuviste la
oportunidad de hablar con obispo" le contestó modestamente San Basilio.
En este tiempo, el mismo emperador llegó a Cesarea.
El emperador fue a la iglesia (en el día de Epifanía) donde oficiaba San
Basilio. Su piadoso santo oficio y la gran multitud de la gente rezando
enternecidamente sorprendieron al emperador. Sin embargo, tomó todas las
medidas para que San Basilio acepte algún arreglo con los arrianos. Al
encontrarse con la resuelta negativa, lo condenó al destierro. La inesperada
enfermedad de su hijo hizo que suspenda la sentencia y pida al Santo sus
oraciones. Entonces los arrianos lograron que por lo menos sería reducida la
zona del arzobispo. (Anoimo — el obispo de la nueva zona de la ciudad de Tiana
se convirtió en su rival y enemigo).
Para preservar a su diócesis de las intrigas de los
arrianos, San Basilio organizó una diócesis especial en la ciudad de Sasima,
ubicada justo en el limite de las zonas divididas. Para esta cátedra tan
importante en la lucha con los arrianos él puso al frente a su amigo San
Gregorio, al cual hace poco tiempo había ordenado como obispo. Pero San
Gregorio no quiso ocupar este inquieto puesto porque no respondía a su estado
espiritual.
Además de abnegada defensa de la Ortodoxia contra el
arrianismo, el arzobispo Basilio había prestado otros grandes servicios a la
Iglesia. Toda su vida y especialmente los 9 años de su servicio como arzobispo
estaban llenas de una imparable labor. Sus numerosas cartas muestran su
preocupación y el dolor de su alma relacionados con los desordenes en la
Iglesia. También muestran como él se preocupaba para que haya paz en el
ambiente episcopal. Los refugios para los pobres, organizados por él que fueron
pagados por una parte con el dinero que él había heredado de sus padres y por
otra parte con las donaciones. Estas obras eran tan grandes que parecía una
ciudad. Durante las épocas de hambre en Cesarea, lo ciudadanos encontraron en
él un generoso bienhechor. Él fue fundador de alguno famosos conventos para
los monjes y también creó las reglas de vida y de comportamiento de los
monjes, las cuales rigen en la actualidad.
El piadoso santo oficio de San Basilio sorprendió
mucho a Valiente. Pero nosotros tenemos otro testimonio por parte del otro y más
importante apreciador de la belleza espiritual — San Efrén de Siria. Guiado
por la Divina insinuación, San Efrén llegó a la iglesia donde oficiaba San
Basilio y fue tan impresionado y motivado por todo lo visto y escuchado allí
que expresó sus sentimientos en voz alta en su idioma sirio, llamando la atención
de la gente. Esto sirvió para que entre San Basilio y San Efrén se establezca
una amistosa relación, lo que está demostrado en sus cartas. San Basilio se
preocupaba por la uniformidad y el orden de los santos oficios, por eso explicó
el orden de la Liturgia apostólica, la que se conoce como la Liturgia de San
Basilio. Esta Liturgia se realiza todos lo domingos durante la Gran Cuaresma y
en algunos otros días. También él compuso numerosas oraciones de uso en la
iglesia. Las más conocidas son las que se leen de rodillas en el día de
Pentecostés.
Para la Iglesia tienen mucha importancia los escritos
de San Basilio, especialmente "El Hexamerón" (sobre los 6 días de la
creación del Mundo) en los cuales él se manifiesta no solo como un gran teólogo
sino también como el científico en el dominio de las ciencias naturales. También
llegaron a nosotros: 13 homilías sobre los salmos, 25 homilías para distintas
ocasiones, 5 libros contra los arrianos y "Los Ascéticos" sobre la
Divinidad del Espíritu Santo.
La dura labor y dolores del alma agotaron sus fuerzas y él terminó su vida a los 50 años. El 1 de enero del año 379.