El
Profeta Elías nació en la región sudeste de la tierra Santa 9 siglos antes
de Cristo. Provenía de la tribu Levita, de la generación de Aarón. Un
tiempo antes de su nacimiento, el reino hebreo se dividió en dos partes: El
reino de Judá y el reino de Israel. El primero lo integraron
las tribus de Judá y de Benjamín, siendo su capital Jerusalén. Ocupaba
la región del medio oriente de la Tierra Santa. El reino de Israel se situaba
en la región septentrional y lo constituían las otras 10 tribus, siendo su
capital Samaria.
En los tiempos del Profeta Elías, el pueblo
hebreo que habitaba en el reino de Israel, comenzó a apartarse de la fe y a
venerar a los dioses paganos, como Baal y otros más. Durante el reinado de Ajab
(877-854 antes de Cristo), Elías sintió el llamado a servir a Dios como su
Profeta y se convirtió en un ferviente defensor de la verdadera Fe.
Así, el profeta Elías trató de convencer al
impío rey Ajab a rechazar a los ídolos y dirigirse al verdadero Dios, pero el
rey no lo escuchó. Entonces el profeta predijo que durante 3 años en Israel
habría ni lluvia, ni rocío. La sequía y la hambruna azotaron a Israel.
El profeta se retiró a un lugar apartado en las cercanías de un arroyo donde
un cuervo le traía el alimento. A acabo de un año, el arroyo se secó y
entonces Elías se dirigió al norte de la Tierra Santa, a Sarepta de Sidón y
se estableció en la casa de una pobre viuda. A pesar de carecer de alimentos,
la viuda con la última harina y aceite le cocinó una tortilla y se la dio de
comer. Después de esta acción, gracias a la petición del profeta Elías en
sus oraciones a Dios, nunca mas faltó harina y aceite en la casa de la viuda y
ésta durante mucho tiempo pudo
alimentar a su hijo y a su huésped. Cuando la viuda repentinamente
enfermó y murió, el profeta Elías la resucitó (3 Rey.17).
El lugar principal donde se adoraba a Baal en
el reino de Israel, era el monte Carmelo. Al cabo de 3 años y medio del inicio
de la sequía, el profeta Elías reunió allí al rey Ajab, al pueblo y a los
sacerdotes de Baal y les dijo:
"Hasta cuando estaréis rengos de las 2 piernas? Si el Señor es Dios, síganlo
a Él, y si lo es Baal, entonces sigan a Baal!" Para saber quien era el
verdadero Dios, Elías propuso levantar
un altar a cada uno de ellos, poner sobre ellos al novillo sacrificado, pero no
encender las leñas de los altares. Cada uno invocaría a su Dios para que el
fuego cayera del cielo. El Dios que hiciera encender el fuego, sería
considerado como El Verdadero! Todos aprobaron la propuesta del Profeta.
Primeramente los sacerdotes del Baal invocaron a su dios, pidiéndole el fuego.
Gritaron y bailaron alrededor del altar durante todo el día. Elías comenzó a
burlarse de ellos diciéndoles que Baal se había quedado dormido y que deberían
gritar mas fuerte. Al anochecer, el profeta Elías ordenó
reunir a todos frente a su altar. Luego, según su indicación, alrededor
del altar dedicado al verdadero Dios, cavaron una fosa y arrojaron abundante
cantidad de agua sobre la leña para mojarla completamente. Hicieron así para
que nadie dudara del milagro que ocurriría. Después de todo esto, el Profeta
Elías comenzó a rezar: "Escúchame Señor, haz que el pueblo tuyo sepa
hoy día, que Tu eres el único Dios en Israel y que yo soy Tu siervo." Y
cayó fuego del cielo, y quemó todo, la leña, las piedras del altar y el polvo
alrededor, evaporando el agua que se juntó en la fosa. Al ver todo esto el
pueblo aterrorizado cayó de rodillas exclamando:
"El Señor, es el Dios, El Señor, es el Dios¡" Entonces, el pueblo
capturó a todos los sacerdotes de Baal y los mató, debido a que durante tantos
años, los sacerdotes los habían inducido al engaño. Presionado por lo
sucedido, el rey Ajab y el pueblo empezaron a descender del monte. En ese
momento se nubló el cielo, y comenzó a llover. La primera lluvia después de
tres años! De esta manera, el profeta Elías convirtió a muchos israelitas a
Dios (3 Reyes 18).
Después de este milagro, Jezabel, la esposa
de Ajab, comenzó a perseguir al profeta Elías, el cual tuvo que esconderse en
el desierto y finalmente llegar hasta el monte Horeb, cerca del Sinaí. Aquí Elías
tuvo una visión: primero sintió
una suave brisa y luego vio a Dios. El Señor le ordenó
ungir como profeta a Elíseo quien sería su sucesor (3 Reyes 19). La
vida de profeta de Elías finalizó de una manera extraordinaria: fue llevado al
cielo en una carroza de fuego,(4Reyes 2:11). El profeta Elíseo
presenció este hecho y recibió la capa de Elías con la cuál realizó
el primer milagro. El profeta Elías permanece ahora en el cielo, en alma y
cuerpo, igual que el antepasado Henoc quien también fue llevado vivo al cielo
en alma y cuerpo,(Génesis 5:24).Y se considera que tanto el profeta Elías como
Henoc volverán a la tierra antes del fin del mundo, para acusar al anticristo y
sufrirán martirios a manos de este último.
Mediante los grandes milagros que realizó, Elías
ayudó al restablecimiento de la fe
en Dios y destruyó la idolatría.
Por medio de estos hechos, preparó la llegada del Salvador del mundo. La
ferviente defensa de la verdadera fe, la absoluta obediencia a la voluntad de
Dios, la pureza y la castidad de su vida, la dedicación a la oración y a la
contemplación de los misterios divinos, son las cualidades que distinguen a
este gran profeta. Sus contemporáneos, viendo sobre él la bendición de Dios,
lo llamaban "El hombre de Dios"