2
de marzo de 2003
EL DOMINGO DE LA PRE-ABSTINENCIA DE LA CARNE
" DEL JUICIO FINAL"
¡He
aquí, se acerca el día del Señor Todopoderoso! ¿Quién soportará el
temor de Su Presencia? Pues es un día de ira y como el horno ardiente; día
en el cual, el Juez se sentará para el juicio, para recompensar a cada uno
con acuerdo a sus obras.
“Exapostelarion”
Que se alegren los celestiales y que se regocijen los terrenales; Porque el Señor desplegó
la fuerza de su brazo, pisoteando la muerte con su muerte. Y siendo el primogénito
de entre los murtos, nos salvó de las entrañas del Hades y concedió al mundo
la gran misericordia.
¡Oh Dios! Cuando vengas sobre la tierra con gloria; Y todo tiembla ante Ti; Y el río de fuego corre fluyendo ante el Estrado; Los libros estén abiertos y los secretos revelados; Entonces libérame del fuego inextinguible y hazme digno de estar a Tu Diestra, ¡Oh justo Juez!
LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS
(8,8- 9,2)
Hermanos:
No es ciertamente la comida lo que nos acercará a Dios. Ni somos menos porque
no comamos, ni somos más
porque comamos. Pero tened cuidado que esa vuestra libertad no sirva de tropiezo
a los débiles. En efecto, si alguien te ve a ti, que tienes
conocimiento, sentado a la mesa en un templo de ídolos, ¿no se creerá
autorizado por su conciencia, que es débil, a comer de lo sacrificado a los ídolos?
Y por tu conocimiento se pierde el débil: ¡el hermano por quien murió
Cristo! Y pecando así contra vuestros
hermanos, hiriendo su conciencia, que es débil,
pecáis contra Cristo. Por tanto, si un alimento
causa escándalo a mi hermano, nunca comeré carne para no dar escándalo
a mi hermano.
¿No soy yo libre? ¿No soy yo apóstol? ¿Acaso no he visto yo a Jesús, Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor? Si para otros no soy yo apóstol, para vosotros sí que lo soy; pues ¡vosotros sois el sello de mi apostolado en el Señor!
EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO
(25, 31-46)
Dijo el Señor: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos su ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme.’ Entonces los justos responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te demos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos, o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’ Y el Rey les dirá: ‘En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.’ Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis, estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en l cárcel, y no me visitasteis.’ Entonces dirán también éstos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’ Y él entonces les responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo.’ E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.”
¿ESTAMOS LISTOS?
Dios Nuestro Señor nos da muestras continuas de su amor, y otra de ellas es el recuerdo del Juicio Final. Pero esta visión tan fatalista del fin de todo, no es para alarmar a nadie ni comenzar absurdas profecías y conjeturas apocalípticas. No es el fin sino el comienzo de la más plena, verdadera y tan anhelada felicidad eterna. Esta es la muestra de amor más plena de Dios para sus hijos después del Nacimiento de Cristo.
Ya desde tiempos de Isaías, esta visión aparece en los textos bíblicos. Podemos ver que lo único que se necesita para poder ver a Dios en su Presencia Santa, son las obras de misericordia, y no las que nos hacemos a nosotros mismos, sino las que presentamos a todos aquellos que en nombre de Cristo cruzan en nuestro camino (Is. 58,7) No es la Ira Divina lo que nos mueve a la conversión, ni la preocupación de todo lo que dejo en este mundo, sino cuanto he amado.
El amor a Dios es la medida de las obras del hombre. Es por medio de la Promesa del Salvador Encarnado que el Santo Profeta alerta a sus contemporáneos a estar preparados. Ahora bien, el texto evangélico que trata sobre el Juicio Final, no recurre a ninguna figura literaria ni a parábola alguna, más bien la comparación sencilla del rebaño. Unos a la derecha y otros a la izquierda. No hay más ejemplos, ya no hay opciones, ya no hay tiempos extra en esta espera de Cristo Glorioso.
El tiempo
está ya aquí ahora entre nosotros. "Mas de aquel día y la hora nadie
sabe nada"( Mt.24,36) Es por ello que a nosotros cristianos ortodoxos,
la continua penitencia, el recuerdo de nuestra muerte, la compunción, el
arrepentimiento constante de nuestras obras malas y la visión del Juicio Final
son estos instrumentos valiosísimos que Cristo nos deja por medio de los padres
del desierto, monjes, monjas y todo cristiano de buena
"Estemos atentos" (Mc.24,44) ¿Cómo saber que estamos listos? ¿Qué puedo hacer para prepararme? Cristo a lo largo de su vida pública nos enseña los diversos modos de entrar al Libro de la Vida (Mc. 10, 17-22) pero la mejor guía para estar preparados para este Acontecimiento Divino, es La Sagrada Escritura.
El tiempo cuaresmal nos invita a entrar cada vez más a
esta dinámica de la Salvación, pues con los ayunos, las abstinencias y la
participación en los Servicios Divinos y la oración, nos abrirán el alma a
las Enseñanzas de Cristo, a las prácticas de la Santa Iglesia y
prepararnos en definitiva al momento de ser llamados a Juicio.
El único miedo que debemos tener es el de no participar de la Presencia de Dios, tanto aquí en el mundo, como allá en el Reino. " Entonces clamarás, y el Señor te responderá, pedirás socorro y dirá -" Aquí estoy" - Si apartas de ti toda carga (pecado) no apuntas con el dedo y no hablas maldad, repartes al hambriento tu pan, y el alma afligida dejas saciada, resplandecerá en las tinieblas tu luz y lo oscuro de tí será como medio día" (Is. 58, 9-11)
DICHOS DE LOS SANTOS PADRES EN EL RECUERDO DEL JUICIO
No pensemos, hermanos, que lo que actuamos termina con esta presente vida; tengamos fe en que el juicio es una realidad y que cada persona se juzgará según sus obras.
¡Los
justos, que aguantan muchas tribulaciones y pruebas, mueren sin ningún premio,
y en cambio otros, que su vida rebosa con la corrupción, agrediendo al prójimo,
ofendiendo a viudas y huérfanos, exagerando en la riqueza, lujo y adorno, pasan
sin que les tocara ninguna molestia!
Pero
al terminar su vida, mientras los primeros logran el premio por su virtud, a los
últimos les toca la retribución de su corrupción. Pues, Dios existe y es el
Justo que juzgará a cada quien según merezca.
San Juan Crisóstomo
En
aquel día, los hombres recordarán todas sus obras confesándolas ante Dios.
Los que no se han arrepentido durante su vida, llorarán diciendo: ¿Por qué
no nos cansamos un poco en lugar de perder la vida jugando? ¿por qué no
nos desvelamos y ayudamos a los pobres? ¿por qué odiamos al hermano y
satisficimos la carne? Sí, todo
esto lo hemos hecho, mas ¿porqué no nos hemos arrepentido ya que tuvimos
tiempo de arrepentimiento?
San
Efrén El Sirio