22 de septiembre de 2002

 

   DOMINGO 13° DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

 

 

 

 

Cuando  las  Mirróforas vieron la piedra  removida, se alegraron porque vieron a un joven sentado  en  el sepulcro que les dijo: Cristo resucitó; decid a  los Apóstoles y a Pedro: Corran al monte de Galilea, allá donde se les  aparecerá a vosotros, oh amados, tal como. antes lo había dicho.

 (exapostolarion)

TROPARIOS

Tropario de resurrección (Tono 4)

Las discípulas del Señor aprendieron del Ángel el alegre anuncio de la Resurrección, y la sentencia ancestral rechazaron y se dirigieron con orgullo a los apóstoles diciendo: ¡Fue aprisionada la muerte, Resucitó Cristo Dios y concedió al mundo la gran misericordia!

Kondakion  de la fiesta (Tono 4)

Oh Protectora de los cristianos indesairable; Mediadora, ante el Creador, irrechazable: no desprecies las súplicas de nosotros los pecadores, sino acude a auxiliarnos como bondadosa que eres ya que te invocamos con fe.  Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica, oh Theotokos, que siempre proteges a los que te honran.

PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS

(16:13-24)

Hermanos: Velad, manteneos firmes en la fe, sed hombres, sed fuertes. Haced todo con amor.

Os hago una recomendación, hermanos. Sabéis que la familia de Estéfanos son las primicias de Acaya y se han puesto al servicio de los santos. También vosotros mostraos sumisos a ellos y a todo aquel que con ellos trabaja y se afana. Estoy lleno de alegría por la visita de Estéfanas, de Fortunato y de Acaico, que han suplido vuestra ausencia. Ellos han tranquilizado mi espíritu y el vuestro. Sabed apreciar a estos hombres.

Las Iglesias de Asia os saludan. Os envían muchos saludos Áquila  y  Prisca  en  el  Señor,  junto con la Iglesia que se reúne en su casa. Os saludan todos los hermanos. Saludaos los unos a los otros con el beso santo.

El saludo va de mi mano, Pablo.  El que no quiera al Señor, ¡sea anatema!  ¡Que la gracia del Señor Jesús sea con vosotros!  Os amo a todos en Cristo Jesús.

EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS

(5:1-11)

En aquel tiempo: estaba Jesús a la orilla del lago de Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago.  Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes.  Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón. “Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.”  Simón le respondió: “Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes.”  Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse.  Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda.  Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían.

Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: “Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.”  Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado.  Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.  Jesús dijo a Simón: “No temas.  Desde ahora serás pescador de hombres.”  Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.

LA FE DEL PESCADOR Y DEL APÓSTOL

“Desde ahora serás pescador de hombres”.

En el santo evangelio de hoy el Señor, como siempre, nos lleva del hecho al hombre, de la experiencia al objeto. Así el evento de la pesca milagrosa no es un acto independiente sino una oportunidad para convertir a Pedro de un sencillo pescador en un apóstol. ¿Cuál fue la experiencia que vivió Simón, y cual su resultado?

Generalmente la pesca se lleva a cabo durante la noche en la cual el pescador ataca en la tranquilidad del mar y sorprende a los peces con su red. Aquí Pedro, el pescador profesional, confiesa su fracaso “Maestro, hemos estado bregando toda  la noche y no hemos pescado nada.” Mas la palabra de Dios puede atraer el banco de peces sin consideración alguna del tiempo: la red del Señor atrae a los peces aún a pleno día. Esta experiencia que tuvo el pescador Pedro: “en tu palabra, echaré las redes” lo convierte en un pescador de hombres. El cambio de profesión es desarrollo de su fe: de la fe de un hombre judío que ve a Jesús como un maestro (rabí) cuya palabra es digna de obedecer, en un hombre que mira a Cristo como Dios, enfrente el cual se está con humillación y por quien se deja todo.

La primera fe, la del pescador, que acepta a Cristo como maestro de religión a quien se debe dar el timón del barco para enseñar a la gente, es una fe aceptable, primaria, básica para entrar en la fe más profunda que hace de la apostolicidad nuestra profesión; que hace, como dice san Gregorio el Teólogo; “la profesión del cristiano es ser cristiano.” Esto no significa, por supuesto, que dejemos nuestros trabajos ya que el mismo Pedro no dejó de ser pescador. Mas nuestra invitación es para que, estemos donde estemos, en cualquier ocupación y lugar, seamos siempre apóstoles,  sigamos sin interrupción a Cristo.

 Es bueno que demos a Cristo el timón de nuestras vidas convirtiéndonos de la fe del pescador a la fe del apóstol, quien, como luz en el faro, testimonia el deseo del Señor: “que todos los hombres se salven y hacia el conocimiento de la verdad adelanten.”

EL RECUERDO DE SANTA TECLA

(24 de septiembre)

Santa Tecla nació de unos padres reconocidamente paganos, fue prometida en matrimonio aun joven cuando tenía 18 años de edad. En una ocasión el apóstol Pablo predicó el evangelio en el lugar donde ella vivía. Después de escuchar el mensaje evangélico de Pablo, ella se volvió cristiana y se comprometió a vivir una vida de castidad. Este cambio trastornó tanto a su madre que le ocasionó a Tecla padecer hambre y recibir golpes. Sin embargo, cuando no funcionó esta táctica, su madre, incapaz de desviarla de su nueva fe fundada en Cristo, fuera de todo juicio la arrojó al fuego, pero Dios la conservó intacta.

Tecla se hizo discípula del apóstol Pablo y fue con él a Antioquia. Aquí un anciano de la ciudad, atraído por la belleza de la santa, intentó tomarla por la fuerza pero ella, zafándose, quedó fuera de su alcance. Enfurecido el agresor la llevó al gobernador acusándola de ser cristiana y este la echó a las bestias  salvajes, pero los animales ni siquiera la tocaron. Sorprendido el gobernador por este suceso, le preguntó: “¿quién eres tú y cual es el poder que hay en ti que nada puede hacerte daño?” la Santa le respondió: “soy una sierva del Dios vivo.” El administrador, entonces, la dejó libre y ella empezó a predicar el evangelio conduciendo a muchos a la verdadera fe.

Santa Tecla se retiró a un lugar solitario viviendo una vida sencilla, curando los enfermos por sus oraciones y atrayendo a numerosas personas a la cristiandad. Los médicos, celosos de su habilidad curativa mandaron a unos jóvenes para que la atacaran. Ella rogó al Señor que la protegiera de aquellos hombres y la piedra en que estuvo orando se abrió y la ocultó. Esta piedra vendría a ser su escondite y mas tarde, su tumba. Pidiendo sus intercesiones, cantemos con su tropario:

“Tu oveja, oh Jesús, exclama con grande voz: te extraño, oh novio mío, y lucho buscándote; me crucifico y me entierro contigo por el bautizo; sufro por ti para que reine contigo; y muero por ti para vivir en ti. Y así, como ofrenda sin mancha, acepta a quien se sacrifica con anhelo por ti. Por sus intercesiones, oh Misericordioso, salva nuestras almas.”

 Noticias:

-          Hoy, a 17 años de distancia elevamos nuestras oraciones por el descanso de las almas de los caídos en el terremoto del 19 de septiembre de 1985. pidamos a Dios que tenga piedad por ellos. Amén.